

¿Qué te has dejado hacer, amado pueblo mio?.
¿Dime, por favor, en qué organización, institución, grupo, o rincón por apartado que esté, se te ha permitido expresar tu libre y espontánea opinión, aun cuando no hayas manifestado oposición al reglamento establecido, ese que decidido aceptaste cuando te integraste.
¿Dímelo tú, dime si has logrado decir una verdad, dentro de los principios éticos, morales, y patrióticos, sin que por ello te hayan agredido, o difamado.
Pregúntate, si has tenido valor para decir tu verdad sin temor a la opresión, sin importar de donde proceda.

¿Te has respetado?.
¿Lo has hecho sin titubear ante el temor?.
La democracia, se halla institucionalizada en los Estados Unidos de Norteamérica, en su Carta Magna, y en su Declaración Universal de Derechos Humanos, inherentes a cada individuo.
Como defensores de esos derechos, y de su cumplimiento, actuemos en correspondencia con sus requerimientos, primero por respeto a nosotros mismos, conllevados hacia el respeto por nuestros semejantes, su integridad moral, social y física.
Recuerda, que en la Cima del Poder comienza el conteo de retroceso, hacia la pérdida de lo logrado, si no se es capaz de valorar el éxito alcanzado.