En el día de ayer, ascendí a un ómnibus en el que se encontraba una señora, que al verme se ofreció para cargar mi bolso, a lo cual no accedí, porque realmente no me resultaba incomodo llevarlo, lo que le expresé, después de agradecer su amable gesto.
Minutos después, se nos unió a bordo de ese medio de transporte, otra señora la cual recibió la misma atención que yo de parte de la mujer amable, aunque la nueva pasajera prefirió continuar hacia el fondo del vahículo, expresando gratitud por el ofrecimiento.
Más tarde, subió un señor apoyándose en un bastón, al que la señora amable quiso cederle su asiento, pero este señor decidió buscar el lugar seleccionado para los impedidos físicos.
Un rato después, una joven en compañía de un niño se levantó del asiento en que viajaban, al pasar cerca de la señora amable escuchó de ella estas palabras: señora su niño es muy bonito, que Dios lo bendiga".
Varios pasajeros reaccionaron con gestos, y palabras burlonas sobre la señora amable, pues la calificaron como una demente.
Yo había logrado ocupar un asiento junto a un hombre joven, que constantemente me miraba buscando de parte mía apoyo para sus burlas.
"Que lamentable resulta, que la gran mayoría de la humanidad no padezcamos ese aparente descontrol psicológico, ese que conduce hacia la amabilidad, y la sensibilidad ante los problemas de nuestros semejantes".
Sintiéndome incomoda con lo que a mi alrededor sucedía, me voltee hacia el joven burlón, y mirándole al rostro le respondí: sabe usted, a cuántos jóvenes, fuertes, y con aparente muy buena salud, he visto permanecer sentados, al ver a una joven embarazada, a un anciano, a un impedido físico, o a una mujer anciana, permanecer de pie durante el viaje, frente a ellos sin que se hallan conmovidos, ofreciéndoles su asiento.
No transcurrieron dos minutos cuando ese joven burlón, al sentirse identificado como indolente, se puso de pie, cediendo su asiento a la mujer de edad avanzada que se encontraba de pie frente a él.
Pienso que no continuó burlándose porque se perdió hacia el final del autobús.
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